El blog de José Barral
Insulario del nesófilo

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Çarşamba, Kasım 23, 2005

Glíptica de Ibiza. Escarabeo inédito con hoplita, de nuevo tipo dorsal y probable origen tharrense
[post nº 2]


(foto EP 1988 - JB 2005)
José Barral S.

in memoriam
Eduardo José Posadas López

Los numerosos escarabeos, de tipo egipcio, egiptizante o pseudoegipcio, hallados en Ibiza en contexto funerario, son importantes piezas para la investigación de la llamada ‘protohistoria’ de la Isla y de la glíptica mediterránea antigua, aun cuando no suelan aportar nuevas tipologías pues es notable la falta de inventiva en los artífices lapidarios, y contribuyen útilmente siempre a hacernos comprender mejor el mundo religioso fenicio-púnico en Ibiza, pues como dice E. Acquaro «el escarabeo es elemento determinante de los ajuares amuléticos de las tumbas mediterráneas de cualquier época, desde la primera época orientalizante hasta la época romana» . Y aunque una de las tareas más atrayentes y urgentes de los próximos estudios sobre la glíptica es la de su correcta interpretación icónica , pues quedan numerosos motivos obscuros y dignos de atención, su hallazgo tan frecuente en contexto funerario, y en casi todos los centros fenicios y púnicos de Occidente, constituye por sí sólo toda una prueba de la función esencialmente mágica y apotropaica que se atribuía a este tipo de objetos.
Felizmente, sin embargo, la pieza que ahora publicamos aporta no sólo una nueva representación icónica, hasta ahora desconocida en la glíptica fenicio-púnica hallada en Ibiza, sino también un nuevo tipo clasificatorio para el esquema dorsal de este tipo de entalles. El hallazgo de esta pieza en la gran necrópolis fenicio-púnica de Ibiza ( ’yBšm ), el importante yacimiento arqueológico del Puig des Molins declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999 , permite suponer, sin lugar a dudas, que formara parte de un ajuar funerario y que provenga de un hipogeo o tumba de dicha necrópolis.
Descubierto accidentalmente en la citada Necrópolis del Puig des Molins, según me comunicó personalmente E. Posadas, «el escarabeo fue hallado en el mes de junio de 1972, en superficie, por un funcionario civil del Parque de Artillería, que es como popularmente se conocía a la unidad en la que entonces prestaba mis servicios, al hacer una remoción de tierra para explanar el suelo, alrededor de la boca de uno de los hipogeos excavados por Román en su última campaña , en el extremo oriental de la necrópolis del Puig d’es Molins» .
El escarabeo formaba parte de la colección de Eduardo J. Posadas López, cuando tuve conocimiento de la pieza en 1988. Al actualizar este escrito se conserva ya en el Museu Arqueòlogic d’Eivissa i Formentera, legado a la muerte de E. Posadas por su viuda siguiendo su última voluntad, según me comunicó el director del Museo Jordi H. Fernández en octubre de 2003 cuando comprobé con él que la pieza por mí estudiada en 1988 es la que ahora posee el Museo. Era intención de los responsables del Museo publicar este nuevo escarabeo, pero han renunciado a hacerlo ahora al conocer mi intención de dar a luz este estudio en memoria de Eduardo Posadas.
Buen estado de conservación. Pequeña muesca en el borde a la altura de la cara del guerrero. Orla desaparecida en la parte superior. Pequeños desconchados en orla y borde del plinto a la izquierda del guerrero. Según E. Posadas, «fue encontrado en superficie y fuera de contexto, no existiendo por consiguiente ajuar funerario» . Sin montura. Las concreciones calcáreas que se ven en la primera de las fotos que me facilitó E. Posadas en 1988 desaparecieron después de una limpieza realizada por él mismo posteriormente. Publico ambas fotos para que pueda apreciarse mejor el motivo iconográfico en todos sus detalles.


Descripción iconográfica

Escena vertical, rodeada de una orla "sogueada". Sin exergo. Temática puramente griega. Escena por ahora única en la glíptica de Ibiza. Verdadera obra de arte en miniatura. Representa un guerrero, ligeramente barbado con perilla puntiaguda, en actitud de avance hacia su izquierda, en ademán de alerta, torso de frente, con la cabeza vuelta hacia su derecha, es decir hacia atrás (en impronta invertir los sentidos descritos). Thorax con peto de cuero de tirantes cruzados y sobrepeto de placas metálicas hasta la cintura. Desnudo de cintura para abajo. Casco corintio (korys) de cresta baja y penacho largo. Parece llevar grebas (knémides) en las piernas, que ocultarían a la vista sus pantorrillas, justificando así la desproporción que se advierte con respecto a los potentes muslos en su representación anatómica. Marcado músculo glúteo derecho. Calzado exageradamente puntiagudo (pie izquierdo pisando orla), calcañar pronunciado (¿reminiscencia icónica del talón de Aquiles?). Empuña una espada con guardamano, al lado de la cual se ve la vaina, con brocal, regatón o contera esférica y correa que, partiendo del brocal, pende del hombro derecho. Enrodelado con un gran escudo tipo hóplon a su espalda, en el que se aprecia un agarradero a la altura del hombro. En el citado agarradero se pueden ver dos pequeños trazos, que podrían corresponder a la vuelta de la correa de la vaina en dicho agarradero; sin embargo la posición de la vaina no parece autorizar esta interpretación y, además, en el hombro derecho del guerrero parece apreciarse tenuemente dicha correa o tahalí que, suelta aquí, arranca vertical desde el brocal de la vaina, en donde se aprecian sus dos cabos de amarre. La mano izquierda, quizás con brazalete, a la espalda sujetando el escudo probablemente por la embrazadura que queda oculta detrás del personaje. Se aprecia claramente el ribete del armazón del escudo hoplítico, que aquí no es oval.

Escarabeo pseudo-egipcio de tipo greco-fenicio y motivo helenizante, de posible taller griego, aunque más probablemente de procedencia sarda, de Tharros seguramente, patria presumible de los escarabeos púnicos de occidente. De excelente factura técnica. Grupo Boardman A."

Este tipo de escarabeos parece que provienen de Cerdeña según avanzó ya en 1920 Stéphane Gsell . La facilidad de talla de la nefrita es lo que llevó a los lapidarios sardos a adoptar esta clase de piedra, aparte de sus implicaciones simbólicas por color e indestructibilidad. La nefrita, anfíbol del grupo de la actinota, contiene jade y de ahí proviene la difundida errónea denominación de ‘jade verde’, que no debe emplearse ni aunque aparezca como ‘jaspe verde’, tal en Padró y Fernández o en Boardman . Es una piedra semipreciosa, dura, verde, de forma criptocristalina, extraída en la antigüedad de zonas del Asia interior, y que se transportaba, a lomos de camellos bactrianos, desde el oasis de Hotan en el Xinjiang chino hasta los confines del imperio persa, que la traspasaba a los imperios y civilizaciones occidentales. Otros yacimientos, a parte de los que se conocen ahora en América, existían en la antigüedad en tierras hoy polacas, pero no parece que proviniesen de estas latitudes nuestras piedras – y por otra parte no está bien documentado arqueológicamente el comercio norte-sur en la antigüedad – cuando su utilización y simbología es de origen extremo-oriental y egipcio. En momentos de escasez de material en Egipto se llegó a emplear la olivina o peridoto de los yacimientos de la isla de Zebirget (Isla San Juan) en el Mar Rojo. Nueva luz sobre el origen del material lítico de estos escarabeos han venido a aportar mi desaparecido colega y amigo Sabatino Moscati y A.M. Costa, en un estudio sugerente y pionero en muchos aspectos , afirmando Moscati que la producción de escarabeos en Cerdeña es cosa probada y cierta y que Tharros, gran centro del artesanado fenicio, fue su centro principal, y probablemente único, de producción y talla. Por su parte Costa, como fruto de investigaciones por él realizadas desde mediados de los años sesenta en sitios de asentamientos neolíticos y eneolíticos del Campidano Central y del Oristanés sardo, ha recogido allí (Puisteris, Serra’e Sa Furca, Monte Arci, Masullas, Cuglieri, etc.), e incluso en la isla de San Pietro cerca de Sant’Antioco, una serie de muestras de diaspro verde, junto a numerosas otras piedras semipreciosas. El análisis químico de dos de estas muestras, provenientes de Santu Teru in agro di Senorbì y de la aldea prehistórica de Serra’e Sa Furca, en la zona de Mogoro, le lleva a plantear la plausible hipótesis de la utilización por los fenicios y púnicos de este diaspro sardo en la fabricación de los escarabeos de los talleres de Tharros: «Non è quindi senza fondatezza che si può affermare che i Fenici e i Punici abbiano percorso le stesse antiche vie interne per le quali potevano arrivare a Tharros le pietre semipreziose utilizzate per la realizzazione dei sigilli» . A notar que la gran cantidad de escarabeos de Tharros de parecido material, nefrita verde intenso y sólo en menor parte piedra dura, e iconografía muy semejante a sus contemporáneos de Cartago, presenta los mismos motivos iconográficos que éstos, con la particularidad de que todos los cartagineses se encuentran en Cerdeña, pero no al revés. De esto ha de concluirse que en el siglo V Cerdeña, y especialmente Tharros, se constituye en un centro de producción autónomo en el artesanado lapidario de escarabeos, con una notable fuerza difusora, hasta el punto de determinar incluso importaciones a Cartago . Los maestros grabadores púnicos que trabajan en Tharros entre finales del siglo VI y el III a.C. determinaron, con su intensa actividad y elevada técnica, una de las más originales interpretaciones que el mundo púnico da a la apreciada capacidad mágica y apotropaica del escarabeo .

Descripción morfológica. Materia y color: nefrita verde (piedra nefrítica); no es lemanita, el llamado jade verde. Medidas exteriores: 14 x 11 x 8 mm. Base ovalada. Plinto: de lados lisos, alto 1,5 mm. Perforación longitudinal. Diámetro de la perforación: 2,5 mm. Dorso: Según la clasificación de Newberry y Vercoutter , que distingue 6 tipos por la forma de clípeo, protórax y élitres en el dorso, éste podría relacionarse, en un examen apresurado, con el tipo V «à prothorax arrondi et élytres marquées. Ce type est difficilement différentiable du type IV. Scarabées de jaspe: le prothorax affecte assez souvent la forme d’un croissant». Petrie , Hall , Rowe , presentan variantes que no tienen interés nada más que para distinguir los escarabeos escalonados sobre un largo período de tiempo. Padró añade a la clasificación anterior un subtipo, el III bis , pero tampoco sirve para la clasificación de nuestra pieza. Sin embargo nos hallamos ante un nuevo tipo de esquema dorsal, como se puede apreciar en la reproducción que adjunto comparándola con los esquemas dorsales de otros escarabeos publicados.

Paralelos. Mientras no se disponga de un corpus más amplio de los escarabeos occidentales (Cartago, Sicilia, Cerdeña, Ibiza, etc.), e incluso de los orientales, es difícil hablar de paralelos y de estilos y técnicas canónicas. De todas maneras, en cuanto a la representación anatómica del guerrero y su indumentaria, puede parangonarse con los núms. 161 a 166 del corpus de Boardman. El casco corintio con los núms. 161, 163, 165 y 229 del corpus. El peto con los núms. 162, 164, 165 y 166 y con el faldar del núm. 161; podría relacionarse lejanamente con el núm. 190; en realidad el llamado peto se presenta como un justillo protector del abdomen. El escudo (hóplon) es único, por ahora, y no es parangonable a los pequeños de los núms. 161, 166 a 178 y 220 de los escarabeos de nefrita; ni con los núms. 229 (calcedonia gris), 226 (cornalina), 238 (de pasta vítrea) o 240 (de cornalina, etrusco), que emplean otro idioma formal. Sólo el núm. 165 podría corresponder a un hóplon, por sus dimensiones, difícilmente apreciables por otra parte por estar el escudo apoyado sobre la orla, pero su forma no parece autorizar esta suposición; el núm. 183 es claramente de la misma forma que el núm. 165 (lo lleva a la espalda un arquero) y no es escudo hoplítico, a parte su pequeño tamaño. Boardman se extraña, con razón, de las anomalías que detecta en los por él llamados ‘escudos de hoplita’ de su corpus , sin darse cuenta de que, simplemente por su tamaño, no podían serlo. Las grebas (knémides) , si las porta como parece apreciarse en la pierna izquierda, compárense con las de los núms. 159 (?), 161, 163 a 165 y 190 (?). La espada nada tiene que ver con la daga del núm. 162 , ni con la supuesta ‘espada’, más bien maza, del núm. 240 (etrusco). El regatón o contera de botón aparece en el núm. 178 y en el (de cornalina) núm. 226, pero en lanzas. No hay vaina27 alguna en todo el corpus. La actitud de avance con cabeza vuelta hacia atrás la podemos ver en los núms. 177 y 178, además del 226 (de cornalina), pero en ellos aparece la actitud de salto, carrera o paso ligero, que no es la de nuestro hoplita; otro, el núm. 176, mira hacia atrás rodilla en tierra. De todo lo expuesto se deduce claramente que la escena descrita es, por ahora, única entre los escarabeos hallados en Ibiza publicados en el corpus de Boardman.
No me ha sido posible consultar de nuevo ahora, para comprobar posibles paralelos, la conocida obra de Vercoutter para Cartago ni alguno de los trabajos de Furtwängler, Acquaro, Barnett-Mendleson, Bondì o Moscati sobre piezas sardas. Pero sí otros de Acquaro , Quattrocchi Pisano , Verga o Gubel , sin haber hallado paralelo icónico con nuestro escarabeo.

Interpretación. Estoy de acuerdo con Boardman en que el posible significado último de cualquier escena, incluso individual, debe ser juzgado teniendo en cuenta toda la variedad del repertorio temático, lo que se hace difícil mientras no dispongamos de un corpus más amplio internacional. En todo caso intento mi interpretación. En esta pieza, de evidente carácter apotropaico y talismánico, ¿el guerrero semidesnudo sería representación de Ares, o el Marte etrusco, dios de la guerra, según la hipótesis de J. Padró y J.H. Fernández con relación a este motivo?
El simbolismo mágico y re1igioso-funerario viene dado en primer lugar por el material, la nefrita, conocida desde la más remota antigüedad como piedra de la eternidad, por creerla indestructible a pesar de su friabilidad. Su supuesta indestructibilidad provoca su utilización como protección del muerto en ultratumba. El color verde, igualmente, encierra todo un simbolismo al respecto, y esto ya en culturas anteriores, como la china o la egipcio-faraónica, que utilizaron dicho material para los amuletos de sus enterramientos. El color verde preferido, por el poder amulético que se le atribuye, está relacionado con la variedad egipcia del Ateuchus sacer (var. aegyptiorum), una de las representaciones del escarabajo sagrado, atributo del dios Jepry, por lo que se convierte en objeto indispensable del ritual funerario.
El escudo a la espalda corresponde a la posición de marcha de los hoplitas sin escudero, que lo llevaban colgado al cuello, aunque aquí no sea así. El gran escudo (hóplon), símbolo y origen del nombre de estos guerreros de infantería pesada, es la primera vez que aparece en la iconografía gliptológica ibicenca publicada. Dicha broquela, de piel de buey generalmente, con armazón, brazal y asidero, y de forma generalmente oval, era la pieza defensiva esencial de los hoplitas, que aparecen en Grecia, como infantes de élite, en los ss. VIII-VII a.C., desapareciendo en el s. VI por su disfuncionalidad fuera del combate en formación cerrada, para el que eran sumamente eficaces. Inicialmente los hoplitas eran de origen aristocrático, perteneciendo luego a otras clases acomodadas, de mercaderes, etc. Su armamento, que podía llegar a pesar 35 kgs., se componía de casco (korys), coraza (thorax), grebas (knémides), brazalete, lanza (dory), espada y gran escudo tipo hóplon. Las representaciones iconográficas mitológicas nos los han transmitido, a veces, desnudos y utilizando sólo escudo y lanza, o escudo y espada, lógicamente incompatibles ambas armas ofensivas al no poder utilizarse simultáneamente las tres piezas.
La postura del guerrero parece ser de sorpresa, en marcha desenfadada con el hóplon a la espalda, sin sujetarlo firmemente por su asidera pero cubriéndose con él, y con la espada desenvainada en posición de prevención ante una alerta súbita. Simbología probablemente relacionada, en esta pieza, con los peligros que aguardan al difunto en su viaje al más allá.

Conclusiones. De la representación de un hoplita se pueden sacar dos conclusiones, una sobre datación de la pieza, a pesar de no conocer el contexto arqueológico que acompañó a su deposición. La cronología sugerida en torno a finales del siglo VI o principios del s. V a.C., con datación propuesta, por falta de contexto arqueológico, a partir del estilo arcaico tardío y su motivo, la representación de un hoplita; motivo éste que al ‘fosilizarse’ pudo pasar a piezas que, aun cuando copiaran motivos arcaicos, no estarían muy alejadas en el tiempo de sus modelos reales, que están en pleno auge en la época de la fundación de la ciudad de Ibiza (s. VII a.C., segunda mitad). El ser un escarabeo de nefrita avalaría igualmente esta cronología, probable temprano siglo V a.C., o incluso tardío VI, que la convertiría en la pieza helenizante o greco-púnica más antigua de las halladas hasta ahora en Ibiza, y bastante anterior a las demás piezas datadas en función de su deposición y su contexto arqueológico. Sea cual sea el origen de su taller de talla, nos encontraríamos ante una pieza greco-fenicia o greco-púnica, por usar la terminología acuñada por Boardman dependiendo de la datación que se le atribuya.
Otra conclusión nos ilustraría sobre la clase social del difunto, probablemente aristocrática. Pues aunque los escarabeos eran todos de importación, la iconografía seleccionada por los adquirentes, que por el sólo hecho de acompañar un escarabeo al ajuar funerario denotaban un alto poder adquisitivo, era prueba de un determinado estatus social, lo que quedaría confirmado en este caso por la representación del hoplita en la pieza, de lo cual podría inferirse la pertenencia del difunto a la oligarquía local.
La escena es única, como ya hemos dicho. La datación estimativa es con todas las reservas lógicamente provisional, al no constar el contexto arqueológico. En cuanto al taller de producción, sólo puede abrirse un interrogante mientras no se disponga de un corpus internacional más amplio, para establecer de manera fiable los correspondientes paralelos y familias estilísticas, técnicas y tipológicas, aunque exista probabilidad alta de que provenga de un taller sardo en Tharros. El deseable corpus, cuando lo tengamos, ayudará también a una mejor y más segura interpretación de la simbología iconográfica del escarabeo de Ibiza en general, en la línea de lo apuntado por E. Gubel al tratar del proyecto Corpus Glyptica Phoenica .


APÉNDICE

La bibliografía sobre escarabeos encontrados en Ibiza es relativamente abundante , pero todavía no se ha realizado un corpus integral de la glíptica fenicio-púnica de Ibiza, con ‘todas’ las pertinentes reproducciones útilmente publicadas. J. Quintana (1946) publicó las ilustraciones de 7 piezas; M. ASTRUC (1954), las de 26 de las 99 que cataloga; J.Mª BlÁzquez (1967 [1972]), 26; también Blázquez (1971), otras 25. Hasta que se recapituló todo lo precedente en los trabajos esenciales de Jorge H. FERNÁNDEZ y Josep PADRÓ, Escarabeos del Museo Arqueológico de Ibiza, «Trabajos del Museo Arqueológico de Ibiza», núm. 7, Madrid 1982 (Historia de la investigación en pp. 8-12), y de John BOARDMAN, Escarabeos de piedra procedentes de Ibiza [agosto 1981], Madrid 1984 (en este trabajo, basado en los materiales y apuntes inéditos de Miriam Astruc, el capítulo «Procedencias de los escarabeos», en pp. 24-28, es obra de Jorge H. FERNÁNDEZ; nótese además que los 41 escarabeos de tipo egipcio, estudiados por Lorenzo BAQUÉS ESTAPÉ, en “Escarabeos egipcios de Ibiza”, Ampurias, 36-37, 1974-75, pp. 87-146, no figuran en el corpus de Boardman, que publica 242 piezas, fotografiadas a partir de colecciones de diversos Museos o reproducidas de las antiguas ilustraciones deficientemente publicadas de algunas piezas en actual paradero desconocido). A este elenco de 283 escarabeos habría que añadir, cuando menos, el escarabeo en plata publicado por WARD (1992), otro encontrado en las excavaciones de la campaña de 2002 (1-10/15-11) en la necrópolis34 del Puig des Molins y éste por nosotros estudiado en 1988 que aquí publicamos. Además habría que completar el corpus de Boardman con dos piezas publicadas por A. Pérez Cabrero en 1913, omitidas por Boardman y que abajo reproducimos. En total 288 piezas publicadas halladas en Ibiza.

Contribución icónica para un Corpus glíptico de Ibiza. Para ayudar al estudio, la localización e identificación de algunas de las 33 piezas señaladas como desaparecidas por Boardman, y que él da en dibujo no todo lo exacto que sería deseable, reproduzco a continuación varias de las magníficas ilustraciones publicadas por Arturo Pérez Cabrero en 1913, en un artículo hasta ahora no explotado en la historiografía pitiusa, por coincidir su título con el de una obra del mismo autor y de título igual, publicada en 1911 en la misma editorial y cuyos primeros siete capítulos de texto (hasta la página 30) reproduce verbatim el mencionado artículo, pero con la particularidad de que las ilustraciones, entre otras, de los once escarabeos que en el libro de 1911 aparecen agrupados y reproducidos a «tamaño natural» en la figura 18 de la p. 28, aparecen en el artículo de 1913 reproducidos «ampliados seis veces de tamaño» y en once ilustraciones independientes (en p. 139, los núms. 179 y 163 del corpus Boardman; p. 140, núms. 95, 152 y 93; p. 142, núms. 100, 98 y 209; p. 143, núms. 18, 40 y 189). De cuatro de ellos, los núms. 93 (hoy en el Metropolitan Museum de Nueva York), 95, 100 y 179 (en el Museum of Fine Arts de Boston), Boardman da reproducción fotográfica; de los otros siete sólo un dibujo, por no disponer de buena reproducción fotográfica (caso del núm. 189, hoy en el Museo de Boston) o considerarlos desaparecidos.


NOTA FINAL

Eduardo José Posadas López (Motril, 22.06.1920-19.11.2001), ilustre militar y querido amigo, me facilitó el estudio de esta pieza de su colección, animándome a publicarla en cuanto le transmití mis notas (cartas de 8 y 24 de junio 1988). Científicamente inédito, de este singular e interesantísimo escarabeo no se ha publicado, que yo sepa, su descripción, ni su ilustración, dibujo o fotografía. Vaya pues este estudio en homenaje a la memoria del querido amigo, apasionado estudioso y publicista de la historia pitiusa. Eduardo Posadas, meticuloso investigador y prolífico escritor, publicó centenares de artículos periodísticos en la prensa insular (Diario de Ibiza, Última Hora, La Voz de Ibiza, etc.) sobre diversos aspectos de la historia de las Islas Pitiusas, siempre sólidamente documentados y muchas veces apoyados en relevante información inédita. Es también autor de varios libros, sobre cuestiones relacionadas con la arquitectura militar y la defensa insular histórica, que reseñamos a continuación: Torres de defensa, Consell Insular d’Eivissa i Formentera, Ibiza 1985; Las Murallas de Ibiza, edición del autor, Ibiza 1989, 360 pp. [ISBN 84-404-3748-X]; Torres y piratas en las Islas Pitiusas, Consell Insular d’Eivissa i Formentera, Ibiza 1989, 393 pp. [ISBN 84-505-9033-7]; Guía de las murallas de Ibiza, Consell Insular d’Eivissa i Formentera, Ibiza 1992, 60 pp. [ISBN 84-604-2595-9]; La Real Fuerza de Ibiza, edición del autor (no es edición del Consell Insular d’Eivissa i Formentera, como erróneamente señala alguna publicación reciente), Eivissa 1993, 193 pp. [ISBN 84-604-6572-1]; Arquitectura defensiva de Formentera, edición del autor, Ibiza 1995, 78 pp. [ISBN 84-921071-0-3];
La frontera marítima de Granada
, edición del autor, Ibiza 1996, 278 pp. [ISBN 84-921071-1-1]; Breve historia y guía de las murallas de Ibiza, Consell Insular d’Eivissa i Formentera, Ibiza 1999. Numerosa es su obra aparecida en varias publicaciones periódicas, entre la que cito simplemente, como muestra publicada en la revista Castillos de España, dos trabajos: Las murallas de Ibiza, núm. 114, junio 1999, pp. 3-10; Torres de refugio prediales de Ibiza, núms. 121-122, pp. 21-25. Resultaría una gran contribución a la historiografía pitiusa el recoger toda su obra dispersa en apropiada publicación. Por lo que ha supuesto de muy especial relación intelectual entre nosotros, quiero destacar, entre muchos otros de sus numerosos trabajos, la importante serie de artículos que sobre El período musulmán en las Pitiusas publicó en el Diario de Ibiza, y que constituía el cap. 8 (pp. 87-139 del original dactilografiado en 1992) de su anunciada obra Islas Pitiusas - Aproximación a su historia, libro que ha quedado desgraciadamente sin publicar, en donde recogía rectificaciones y numerosos datos inéditos y novedosos, por mí descubiertos y que él había aceptado, sobre ese período tan desconocido de la historia insular, tan mal estudiado por culpa muy principal, entre otras razones, del pernicioso influjo que ha tenido sobre la reciente historiografía insular algún mistificador, que pasa por ser especialista en el tema, con sus fabulaciones, descaradas manipulaciones y errores manifiestos. También quiero señalar el artículo La defensa de las Pitiusas antes del siglo XVI, publicado en Honderos. Cuadernos de Historia Militar (Comandancia General de la Zona Militar de Baleares, Mallorca marzo 1993, núm. 3, pp. 191-203), en el que publica (p. 195) una carta marina otomana inédita de Ibiza y Formentera, que yo había descubierto en Bolonia y que le facilité para su conocimiento, interesante carta en la que figuran numerosas torres atalaya costeras en Ibiza. Quiero apuntar con satisfacción el inteligente uso que hizo de otros mapas otomanos manuscritos, que descubiertos por mí le proporcioné, y que aparecieron igualmente publicados en otras obras suyas arriba citadas, por ejemplo en portada y en p. 39 de Arquitectura defensiva cit. (1995); y en portada de La frontera marítima cit. (1996). Excepcional caballero y fiel amigo, hizo siempre agradecida mención, salvo en la publicación de 1993 seguramente por descuido involuntario, del origen de dichos mapas y de la información por mí amistosamente facilitada. Gratísimos fueron siempre nuestros intercambios intelectuales y nuestras añoradas largas conversaciones sobre tantos aspectos de la historia de las islas que ambos tanto amamos.

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27 Es interesante la noticia que nos transmite, para finales del siglo XV, el almirante y geógrafo turco Piri Reis, sobre las vainas de espada que se fabricaban en Cerdeña con la piel de gacelas o venados cazados en la isla de Asinara. ¿Será ésta una reminiscencia, dos mil años posterior, de una artesanía sarda ya existente en época protohistórica? El texto aludido en traducción francesa de 1765 y de M. Cardonne dice: "l’isle Asinara renferme des chevreuils dont / la peau qu’est bigarrée, sert à faire des gaines de sabre / ou d’épée" (fol. 50r l. 25 y fol. 50v ll. 1-2 del ms. fonds français nº 22972 de la Bibliothèque Nationale de Paris); texto por primera vez editado en mi artículo [José Barral] Cerdeña 'isla catalana' en la cartografía castillada otomana, publicado en I catalani e il castelliere sardo [Editrice s’Alvure, Cagliari, prima edizione: marzo 2004, pp. 251-289, cita en pp. 261-2]
34 J.H. FERNÁNDEZ-Ana MEZQUIDA, 3ª campaña de excavación en la necrópolis del Puig des Molins, «Full Informatiu de l’Associació d’Amics del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera», núm. 21, 1r trimestre 2003: «Por otro lado, se han documentado un total de cinco icineraciones, todas ellas depositadas directamente sobre la tierra, de forma más o menos alargada. Merece la pena destacar una de ellas que presentaba como ajuar un escarabeo de jaspe verde, con restos de haber sido sometido a la acción del fuego, fechable en el siglo V a.C., lo que viene [a] confirmar la perduración de este ritual durante este siglo». Debo esta referencia a la amabilidad de la historiadora Nuria Benito Muñoz (17.10.2003). Cf. etiam Jordi H. FERNÁNDEZ, Memòria de les activitats del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera durant els anys 2001 i 2002, «Fites» 3, 2003, pp. 66-74, en p. 74.

texto codificado en refacción
N.B.: Incluiré aquí, más tarde, las 37 notas y 4 ilustraciones del artículo (José Barral, "Glíptica de Ibiza. Escarabeo inédito con hoplita, de nuevo tipo dorsal y probable origen tharrense", publicado en   Dei, uomini e regni, da Tharros a Oristano,  a cura di Joan Armangué i Herrero, Archivio Oristanese 2, Arxiu de Tradicions, PTM Editrice, Mogoro marzo 2004, pp. 51-67).

Esta pieza ha sido publicada de nuevo, citando mi estudio, en el Full Informatiu. Associació d'Amics del Museu Arqueològic d'Eivissa i Formentera, 1er trimestre 2005, número 29, en su página recortable de 'Galeria de peces seleccionades' y vuelta
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1 Comments:

Anonymous Adsız said...

Te visito, J.Barral en tu estudio exhaustivo del escarabeo hoplita, mi pieza favorita, junto al busto de Tanit y el fascinante acueducto submarino.

Me parece precioso, el detalle de homenajear a tu amigo Eduardo José Posadas López, dedicándole la publicación de tu excelente trabajo.

Bienvenida sea la risa, que deja alegría por donde pisa...
Besos entre risas...
Helena.

Cuma, 25 Kasım, 2005  

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